Para sumergirnos en los orígenes del circo hay que remontarse a civilizaciones tan antiguas como la china, la mongola, la india, la griega, la romana o la egipcia. Todas ellas dejaron un legado en el que es posible encontrar ecos circenses (acrobacias, equilibrios, contorsiones…) asociados a celebraciones festivas, rituales religiosos o la preparación de guerreros para la batalla.
Muchas lluvias después nació el circo en su versión más moderna y reconocible, o al menos así lo aseguran los historiadores. En concreto, su “invención” se sitúa en Londres, Inglaterra, en el año 1768. Fue allí donde el domador de caballos Philip Astley construyó una pista circular en la que ofrecía al público demostraciones ecuestres. La iniciativa fue exitosa y con el tiempo incorporó números de acróbatas, malabaristas y bailarines para entretener al personal.
Desde entonces hasta nuestros días el circo ha pasado por tantas etapas como redefiniciones. Hasta el punto de que su esencia, al menos como nosotros la concebimos, ha quedado en ocasiones distorsionada. Unas veces lastrada por los ecos de contextos del pasado que poco tienen que ver con los actuales. Otras desdibujada, maquillada o infantilizada por relatos de ficción y guiones cinematográficos “made in Hollywood”.
¿Qué es el circo contemporáneo? ¿Cómo lo entendemos en Zirkozaurre?
El circo contemporáneo combina las disciplinas circenses tradicionales con la danza y las técnicas teatrales para contarnos historias. Ahora, los límites entre las distintas modalidades escénicas desaparecen para lograr una fusión que se pone al servicio del arte y cualquier forma de expresión. Acrobacias, malabares y demás destrezas circenses comparten escenario con la música, la gimnasia, bailes de todo tipo, teatro, etc. Importa el espectáculo en su conjunto. Se trata de transmitir. Llegar. Emocionar. Todo ello en mimados montajes en los que los cuerpos y el movimiento alcanzan especial relevancia.
En Zirkozaurre bebemos del pasado, de la tradición, pero concebimos el circo en su versión más actual. Creemos en las historias que entretienen, para eso nacen, pero sobre una base que tiene en el arte su máximo exponente. Como compañía, nos esforzamos en cuidar cada detalle en nuestros espectáculos y hacemos uso de cualquier recurso que contribuya a enriquecerlo, incluidos los audiovisuales y las nuevas tecnologías con todo su potencial. Se trata de entretener y convencer en fondo y forma. Importan tanto el mensaje como el cómo se transmite. La belleza. La plasticidad. La estética. Las distintas formas de expresión.
Como centro de artes circenses en un contexto urbano del siglo XXI, Zirkozaurre trabaja por profesionalizar el sector y aportar su granito de arena en los ámbitos de la creación y la formación de circo en Euskadi. Apoyamos a los artistas en todas sus áreas de desarrollo, les acogemos en nuestra residencia y, aparte de conocimiento y técnica, nos esmeramos en transmitir valores entre nuestros/as alumnos/as. Es nuestro propósito. Así nos gusta hacerlo.